domingo, 15 de enero de 2012

Luchar hasta el final.


Hay voces que rodean nuestra vida, algunas, las más fuertes, se quejan, porque no entiende para que tanto sacrificio, tanto dolor en las caídas, tanto dolor en nuestro cuerpo por las lesiones, tanto dolor por la derrota, por no llegar, por el fracaso, tanto dolor por quedarte a un paso, tanto dolor por los duros días de frío, de agobio. Tanto dolor por el regreso, en ser ignorado o no valorado, tanto dolor en regresar paso a paso y volver a empezar del mismo modo.
Todo esto por querer ser el mejor.
No se trata de ganar, se trata de establecer una realicen contigo mismo. Se trata del proceso que eres capaz de experimentar y superar. No se trata de la victoria en un podio, se trata de la victoria de cada día, de superar el dolor al no rendirte en al dificultad, de la victoria que haces cada segundo que retomas fuerzas y decides continuar. Tanto dolor, solo para ser más fuertes, mejor persona, mejor ser humano.
No se trata de un intento en ser mejor que los demás, sino de ser poderoso en medio de la adversidad.
Entonces estarás listo para dejar tu huella en el mundo por muy pequeña que sea, pero será tu huella convirtiendo este mundo en algo mejor.
No se trata de ganar sino de lo que ganamos al interior.
Es decidir en no ser de lo que aplauden en las gradas las hazañas de otros, sino en escribir las propias con la fuerza de tu cuerpo  y de tu mente, en perder las uñas si es preciso alcanzando la cima pero siendo tu el protagonista del ascenso, en rociar con hielo tus articulaciones cuando duelan pero ser tu mismo quien mire tus magulladuras pero orgulloso dirás:
He sido un rival digno.
De eso se trata, de asumir el reto de la vida, porque nada golpea más fuerte que ella, nada te hace caer más veces que ella, nada pone más a prueba tu integridad y tu fuerza que estar vivo.
No se trata de ganar si no se trata de estar listo para vivir una vida dura.
Ese es el verdadero poder de nuestra lucha.

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