miércoles, 24 de agosto de 2011

Me faltan palabras y me sobran miradas...


Me faltan palabras y me sobran miradas.
Me duele el pecho y me brotan las lágrimas cuando menos lo espero, los recuerdos me atrapan y se me mezclan como si el montaje fuera defectuoso, como si a propósito, no supiera colocar bien las piezas de mis recuerdos.
Me duele el pecho, me duele la piel. Me duele muy dentro, y si me paro, puedo notar la maquinaria exacta de mi dolor, como si de un reloj se tratara, pero es curioso, no se me rompe nada, y no veo los infinitos pedazos. Sólo se me mezclan los recuerdos traídos desde muy atrás.
No me salen las palabras, se me escapan y se me van al aire. Puedo verlas florar entre pequeños cúmulos como si de pequeñas nubes se tratara.
Me duele tener presente tu risa como una certeza de algo que no volverá. Y es curioso, porque son los recuerdos auditivos los que menos conservo, y, sin embargo, llevo días con tu risa en mi cabeza, golpeando con fuerza, como insistiendo en conservar ese recuerdo por encima de todos los otros. Pero en cuanto vuelvo a escuchar con claridad, y hago propósito de escuchar por separado la melodía del resto, sólo oigo mi propio llanto mezclándose con tu risa y entonces la percepción acústica se vuelve clara. Es un llanto seco, áspero, que poco a poco, se difumina entre el tráfico de la ciudad...

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